La cronobiología es una disciplina de la fisiología que estudia los ritmos biológicos.
Todos tenemos un reloj interno llamado “ritmo circadiano”, que dura 24 hs, que marca los tiempos de secreción de cada una de nuestras hormonas para que nuestro organismo funcione correctamente. Todos los procesos de nuestro cuerpo están determinados por este reloj biológico. Por ejemplo, la producción de los neurotransmisores (que regulan nuestra energía mental o nuestro sueño) y de hormonas están sometidos a oscilaciones regulares a lo largo del día.
Los sincronizadores son factores ambientales capaces de «reencajar y ajustar» los ritmos biológicos. El más evidente de los sincronizadores es la alternancia día/noche.
La crono-nutrición aplica la cronobiología a la nutrición para mejorar la pérdida de peso
Así, por la mañana, se segregan hormomas como cortisol, adrenalina y noradrenalina, que hacen que el cuerpo se despierte y se ponga en marcha. Y es el momento del día en el que nuestro cuerpo quema más calorías
Y por la tarde, neurotransmisores como la Serotonina y Melatonina van poniéndole freno a la actividad de nuestro cuerpo para ir relajándolo e induciéndolo al sueño. Y, es por eso, que si se tiende a comer más comida a la noche, hay mayor tendencia a engordar porque es el periodo en el que el cuerpo ”guarda” todo lo que ingresa.
Por lo tanto, de 5 de la mañana a 5 de la tarde, mientras hay luz de día, el cuerpo “gasta” pero de 5 de la tarde a 5 de la mañana, en que ya se fue la luz de día, el cuerpo guarda. ¿Que guarda? Todos los nutrientes para reponer las pérdidas que tuvo durante el día
Todo esto ocurre en condiciones y horarios normales. Pero qué pasa cuando esto se altera?
Los estudios epidemiológicos muestran que, las personas que tienen ese ritmo cambiado, como por ejemplo, las personas que trabajan de noche, las personas que duermen poco ó mal, los que viajan continuamente y sufren de “jet-lag”, aumentan más fácilmente de peso y, por lo tanto, sufren una mayor predisposición a contraer enfermedades como la obesidad, diabetes y eventos cardiovasculares, entre otros.
También este reloj influye enormemente en nuestra conducta alimentaria. Por ejemplo: Las personas que tienen acumulada grasa en sus vientres, tienen mayor tendencia a saltearse el desayuno y a “picotear” por la tarde, especialmente alimentos con harina y azúcar.
Los “comedores emocionales” son personas que a la tardecita, sienten más impulso a consumir alimentos azucarados. ¿Por qué? Porque justamente en ese periodo de tiempo, al igual que en los días previos a la menstruación o en el otoño-invierno o cuando nos sentimos tristes o irritables, , hay un déficit de un neurotransmisor llamado Serotonina, que funciona como antidepresivo y anti impulsivo
Hoy se sabe más que nunca que, aunque no podamos cambiar nuestros genes, podemos cambiar nuestra conducta. Y en esto influye que hagamos o no actividad física, el consumo de alcohol, el grado de estrés que sufrimos y el tipo de comida que comemos.
No solo importa qué comemos sino cuándo lo comemos y esto impacta en cómo perdemos peso o no, según cómo estemos predeterminados genéticamente.
A los que tienen más tendencia a engordar les conviene hacer una cena más temprano, evitando alimentos con harinas y azúcares, ya que esto se relaciona con un aumento de la insulina en sangre, que es una hormona “formadora de grasa”.
También se aconseja para mejorar el sueño, no quedarse hasta tarde estudiando o trabajando, no mirar las pantallas de las computadoras y celulares, cuyos rayos modifican el ritmo del sueño, porque suprimen la secreción de melatonina, que es la que induce al sueño, no consumir bebidas cola o café después de las 6 de la tarde.
El déficit de sueño está relacionado con: obesidad, diabetes tipo 2, trastornos de la conducta alimentaria, ansiedad y depresión, defensas más bajas y menor calidad de vida.
Por lo tanto, por el bien de nuestra salud. es hora de reconocer que nuestro reloj interno es muy sabio y que no es conveniente contradecirlo.